viernes, 8 de marzo de 2013

Colombia ¿con enfermedad holandesa?

Una breve explicación sobre que es la enfermedad holandesa y porqué se considera que Colombia ya manifiesta síntomas.


La llegada de una gran cantidad de divisas al Estado
puede no solo traer grandes riquezas, sino crisis en
diferentes sectores de la economía.
 
En momentos en que la economía colombiana no se encuentra en uno de sus mejores momentos, debemos hablar sobre uno de los diagnósticos que últimamente han mencionado los más expertos y respetados economistas colombianos al analizar los grandes cambios que ha tenido el Estado en el 2012 y lo que lleva del 2013. Se ve que se está creando un consenso sobre el principal problema que está aquejando al país y las causa por lo que esto se está dando: la Enfermedad Holándesa. Término poco conocido afuera del medio económico, pero que a todo empresario, importador y exportador le puede afectar de manera directa, independiente si es de manera positiva o negativa. 

La Enfermedad Holandesa resulta de la llegada de una gran cantidad de dinero o de divisas a un territorio en específico, en este caso y generalmente a un Estado. El crecimiento de las divisas puede traer grandes beneficios y generalmente el paradigma capitalista, en el que están enfocadas nuestras políticas económicas, nos lleva a la lógica de que todo lo que se perciba como crecimiento debe ser considerado como positivo. Por ejemplo, siempre se ha visto como positivo un superavit a un deficit en términos de comercio exterior. Pero como nos ha enseñado la historia, no todo puede ser blanco o negro y también que los extremos siempre han sido y serán peligroso. Pues bien, resulta que la enfermedad holandesa se trata de las consecuencias que trae la llegada de una gran cantidad de divisas a territorio nacional y además que este gran dinero con el que se dispone, no se este controlando ni gastando de la manera que se espera o que debería llevar a un triunfo mayor de la economía interna de un país. 

Veamos un poco de historia. Aunque se llame con el nombre de un Estado que tuvo que enfrentar esta enfermedad, este no fue el primero a quien se le puede haber diagnosticado esta dolencia. Podemos remontarnos, como primera instancia, al Reino de España a mitad del siglo XVII, cuando surge una crisis económica, por la gran y mala cantidad de gastos que hizo la corona con las riquezas que llegaban de sus colonias en América. Estas riquezas no fueron invertidas en nuevos impulsos económicos o la apertura de nuevos mercados o manufactura para el sostenimiento social del Estado; por el contrario se gastaron de manera desmedida las riquezas en diferentes guerras como la famosa de los 30 años y la guerra religiosa contra la Reforma en toda parte donde tuvieran alguna influencia. De todo esto se originó la crisis de 1640, punto máximo donde se evidenció la crisis económica del Estado. 

En la historia se pueden ver otros ejemplos de crisis económicas, pero solo se le dio el nombre hasta 1960, con la crisis de Holanda, ya que tuvo muchas particularidades que llevaron a que se denominara así, desde ese momento. Estas particularidades son la explotación de una gran cantidad de recursos no renovables en un tiempo más o menos corto y descontrolado; este recurso tiene internacionalmente una gran demanda lo que lleva a que su precio sea alto; la entrada de una gran cantidad de divisas al país de origen; y la moneda del Estado (en este caso el florín holandés) se aprecia y perjudica la competitividad de las exportaciones de otros sectores económicos del país. 

                                                                                                                                                                  
Esta enfermedad no se define necesariamente con los recursos naturales que sean descubiertos en un Estado; esto también se puede dar con un recurso que esté en auge en el comercio internacional, de precio alto y con gran posibilidad de un Estado en poder explotarlo al máximo. Esto lleva a que se eleven los ingresos gracias a las mayores entradas de divisas y al percibirse que existe una mayor oferta de divisas, la moneda local se aprecie frente a la moneda internacional o las demás monedas extranjeras. Pero ¿esto también no llevaría a la inflación? En este caso no, ya que el aumento de oferta de las divisas lleva a cambios en la tasa de cambio (valga la redundancia), pero como el Banco Central no fija la tasa cambiaria, entonces esta oferta no lleva a cambios en precios internos. 

Todo esto lleva que por problemas de precios, los productos del Estado afectado no sean competitivos frente a los precios internacionales en los mismos productos, y es aquí cuando pueden percibirse los síntomas de la enfermedad holandesa. Como este es un problema que surge en el sistema de libre mercado, las acciones que hace la población acrecientan el problema poco a poco: Los exportadores de otros bienes o servicios dejan de exportar y comienzan a enfocarse en el consumo interno; los importadores les beneficia esta revaluación ya que compran a un precio y venden a un precio mucho mejor, trayendo aún más divisas al Estado. Como se sabe, uno de los puntos precisos para la supervivencia del capitalismo es la generación y búsqueda de nuevos mercados, para que consuman los bienes producidos y así se llegue a un mayor rendimiento y una mayor riqueza. La competencia, entonces, se generará solamente a nivel interno, haciendo que muchos fracasen en el camino y se genere aún más desempleo. 

Esto es lo que los economistas colombianos están percibiendo en la economía del Estado y por lo que, casi todos, creen que son puros síntomas de la enfermedad holandesa. Los paros y demandas que se dan actualmente son puras reacciones a lo que se está llevando a cabo a nivel económico. 

¿Qué se puede hacer? El gobierno actualmente está realizando actividades encaminadas a acabar con esta crisis, pero según varios académicos no se está logrando de manera efectiva o dura. La compra de moneda internacional por parte del Banco de la República se está haciendo pero no de manera óptima, se discute sobre la cantidad diaria que debe comprar el Banco, pero definitivamente debe ser más alta. Por último el Estado no solo debe tomar medidas de dumping para mayor competitividad de otros productos (como el café en nuestro caso), también debe tener políticas y acciones para la diversificación de las exportaciones, por ejemplo ¿qué ha pasado con las demás locomotoras del gobierno? De las cinco una marcha sola (hidrocarburos), otra (vivienda) apenas partió de la estación, pero las otras tres ni asomo se ha visto de ellas.

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